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Consigue ahora el 40% de reembolsoDos segundos sin mirar a la carretera -apenas un parpadeo prolongado- son suficientes para sufrir un accidente con el coche. En ese breve espacio de tiempo, viajando a una velocidad de 100 kilómetros por hora, se recorren unos 55 metros. Una distancia demasiado larga para hacerla a ciegas. ¿Tu seguro te cubre los daños ocasionados por quedarte dormido al volante?
Cuando eres responsable de un accidente de circulación mientras conduces ebrio o drogado, sin carné, sin haber pasado la ITV o llevando a más pasajeros de los permitidos, tu compañía no se hace cargo de nada de lo que te suceda, tal y como recogen los condicionados de todas las pólizas. Pero ¿qué ocurre cuando la negligencia consiste en quedarte dormido al volante? ¿Pierdes también todas las garantías de tu póliza? ¿Te quedas sin coberturas?
El sueño al volante es una circunstancia que se vincula con un gran número de accidentes de tráfico. Según la Sociedad Española del Sueño, un 30 por 100 de los accidentes de tráfico están provocados por somnolencia, sobre todo en el sector profesional. Algunos trastornos del sueño se deben al estrés y a diferentes enfermedades.
Ojos pesados, dificultad para fijar la vista en la carretera, parpadeo continuo, alteraciones motrices y sensoriales… Son síntomas claros de un episodio de somnolencia. Sin embargo, a menos que el conductor lo reconozca, es difícil demostrar que el sueño ha sido la causa de un accidente. De hecho, no hay estadísticas al respecto, solo estimaciones.
Así, la DGT estima que la somnolencia podría estar detrás de un tercio aproximadamente de los accidentes por distracciones al volante. Para hacer este cálculo, se basa en la concurrencia de indicios sospechosos, tales como que un vehículo se salga de la vía o colisione con otro por alcance sin que el conductor haya intentado hacer nada por evitarlo, que el siniestro se haya producido en franjas horarias críticas (durante la madrugada o desde las 14.00 hasta las 16.00 horas), que haya tenido lugar en una carretera sin problemas de visibilidad, con buena climatología…
Si se logra demostrar tal hecho, el artículo 77 de la Ley sobre Tráfico, Circulación de Vehículos a Motor y Seguridad Vial lo considera imprudencia grave, que puede llevar aparejada la inmovilización del vehículo y la pérdida de 6 puntos del carné. Además, si se hubiera causado la muerte de un tercero, el conductor puede ser acusado de homicidio imprudente y sufrir una pena de prisión de uno a cuatro años, tal y como indica el artículo 142 del Código Penal, a lo que se sumaría la privación del derecho a conducir de uno a seis años. En caso de que no se haya producido ninguna muerte pero sí lesiones graves, como pueden ser daños medulares o cerebrales, la pena va de los tres meses a los tres años de prisión.
Al contrario de lo que ocurre con la alcoholemia, los daños producidos por quedarse dormido al volante quedan cubiertos por el seguro del vehículo.
A pesar de lo que dice la ley y de que la somnolencia altera funciones fundamentales para la conducción como la pérdida de percepción, de reflejos, de tiempo de reacción, etc., ningún seguro dejará de cubrirte, en caso de accidente, si te duermes al volante.
Al contrario de lo que ocurre, por ejemplo, con la alcoholemia, aunque todo haga presumir que te has quedado dormido, en ningún caso perderás las garantías de tu seguro. Es decir, si tienes contratada la cobertura de daños propios dentro de tu póliza, ésta cubrirá los daños materiales que haya podido sufrir tu coche.
De la misma manera, la asistencia en viaje correrá a cuenta de la compañía y el seguro de conductor se hará cargo de tus cuidados si sufres daños personales. Además, contarás con la defensa jurídica para hacer frente a cualquier problema judicial si está recogida en tu seguro.
Aunque no tuvieras ninguna de las coberturas antes mencionadas, el seguro obligatorio cubriría la responsabilidad civil de los daños causados a terceros. Entre ellos, se incluye el acompañante, que siempre tiene derecho a indemnización, independientemente de que viaje con el conductor culpable.
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Según un estudio de la Fundación Línea Directa, el 55% de los conductores en España fuerzan y siguen conduciendo a pesar de sufrir somnolencia, lo que multiplica por dos el riesgo de sufrir un accidente en carretera.
La falta de descanso, la edad, el estrés, la apnea del sueño y algunos fármacos son las principales causas de la somnolencia.
Para evitar un accidente por somnolencia, conviene descansar antes de un viaje largo, darse un respiro de 15 a 30 minutos cada 2 ó 3 horas de viaje, aprovechar las paradas para hidratarse o estirar las piernas e intentar conducir con ropa cómoda y una temperatura en torno a 21 o 22 grados. Tampoco conviene tomar comidas copiosas. En caso de estar en tratamiento con alguna medicación, es importante leer el prospecto y comprobar si afecta a la conducción antes de ponerse al volante.
El microsueño es un periodo de apenas unos segundos de duración durante los que te quedas ligeramente dormido y permaneces ajeno a lo que ocurre en el tráfico. Esta definición de la DGT viene a cuento porque, según un estudio de la Fundación CEA, un 59,22% de los encuestados ha sufrido microsueños mientras conducía, lo que supone más de la mitad de la muestra. Pero ahí no se quedó la cosa, porque un 71,65% admitió haber sentido somnolencia al volante.
El microsueño es muy peligroso, porque el conductor no es consciente de haber entrado en él hasta que ha pasado. Suele ser una consecuencia de la falta de sueño, pero hay otras más: alteraciones en la percepción de las funciones sensoriales, movimientos automatizados, alteraciones motoras, lentitud a la hora de decidir, aumento del tiempo de reacción, cambios en el comportamiento, etc.
La única manera de evitar los microsueños al volante es durmiendo las horas necesarias antes de coger el coche. Lo normal es descansar entre siete y nueve horas para rendir al 100 por 100. Sin embargo, hay que recordar que no todas las personas tienen las mismas necesidades, porque éstas vienen determinadas por la edad y por las características físicas de cada persona.
En la actualidad, existe un sistema de alerta durante la conducción que permite reconocer el grado de cansancio del conductor. Esta información se consigue a partir del número de veces que éste parpadea. Si el sistema detecta que el conductor está cansado, lo comunica inmediatamente a través de una pantalla visual. Con este proyecto, se persigue identificar y reducir los riesgos de accidente relacionados con el cansancio.
Este sistema se halla actualmente en proceso de ensayo y será un excelente “copiloto” que mejorará la seguridad, la eficacia y el confort durante los viajes por carretera.
Ojos pesados, dificultad para fijar la vista en la carretera, parpadeo continuo, alteraciones motrices y sensoriales…
Sí, los daños producidos por quedarse dormido al volante quedan cubiertos por el seguro del vehículo.
La falta de descanso, la edad, el estrés, la apnea del sueño y algunos fármacos.
Son episodios que duran tan solo unos segundos en los que el cerebro parece desconectar del mundo exterior y podemos quedarnos dormidos. Es tan corto que el conductor apenas se da cuenta del mismo.
Fuentes:
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