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Consigue ahora el 40% de reembolsoSe le conoce también como biocombustible, combustible verde o sintético. Este carburante permitirá que los coches de combustión, que está previsto que dejen de fabricarse más allá del año 2035, puedan seguir funcionando. Te contamos en qué consiste este carburante.
Los e-fuel no se derivan del petróleo, y no emiten CO2 en su fabricación. Este proceso difiere totalmente de los utilizados para obtener combustible en las refinerías de crudo. Se utiliza electricidad limpia, esto es, derivada de fuentes renovables, como la energía eólica o la solar. Mediante estas energías se obtiene hidrógeno, a través de un proceso denominado hidrólisis, que descompone las moléculas de agua
Al mismo tiempo, la instalación captura el CO2 que hay libre en la atmósfera, y luego lo combina con el hidrógeno para obtener metanol, que es la base del nuevo combustible. Esta base alcohólica hace que el carburante sintético no emita los mismos elementos contaminantes que los que se derivan del petróleo en su proceso de producción. Además, tampoco expulsan estos contaminantes en la combustión en el interior de los motores, lo que hace que resulte menos dañino para el medioambiente.
La iniciativa de utilizar sustancias alcohólicas como carburante no es reciente. Nikolaus Otto, que inventó el motor de explosión, ya expuso su idea de utilizar etanol, obtenido de la madera, para hacerlo funcionar. El creador del motor diésel, Rudolf Diésel, también pensaba que su invento podía funcionar con productos como el aceite de cacahuete. El primer coche fabricado en serie, el histórico Ford T, funcionaba con bioetanol de origen vegetal.
Hay que distinguir entre los biocarburantes convencionales y los avanzados, que son más sofisticados y reciben también el nombre de ecocombustibles. Al primer grupo pertenecen el bioetanol, que se añade en distintas cantidades a la gasolina derivada del petróleo, y el bio gasóleo, que puede reemplazar al gasóleo tradicional en los motores tipo diésel.
El primero procede de la fermentación del azúcar que contienen distintas plantas, como la caña de azúcar o la remolacha, o del almidón que contienen cereales como el trigo o el maíz. Por su parte, el bio gasóleo procede de otros vegetales de tipo oleoso, como la colza, el girasol, la soja, o la palma.
Sin embargo, los biocombustibles son bajos en carbono y provienen de materias primas alternativas al petróleo, como residuos forestales y agrícolas o CO2 capturado. Los biocarburantes entrañan algunos problemas importantes en cuanto a su sostenibilidad. Solo se pueden producir en forma limitada, porque provienen de recursos alimentarios. En 2015, la Unión Europea estableció un límite del 7% a la cantidad en la que se pueden utilizar junto con los combustibles convencionales. A estos dos grupos hay que añadir el bioqueroseno, que se obtiene por procedimientos industriales parecidos, pero para vehículos como los aviones, que requieren un elevado octanaje
Los biocombustibles o combustibles avanzados no perjudican la cadena alimentaria. Se utilizan para su fabricación residuos agrícolas, de explotaciones forestales o de algunas hierbas como el miscanto. Además, también se obtienen reciclando otros productos como residuos urbanos, plásticos o aceite usado. Los biocombustibles tienen una ventaja sobre los biocarburantes y es que la materia prima de la que proceden es más abundante y no tiene problemas de restricciones, porque se trata de excedentes no comestibles. Además, cuestan menos y producen un mayor equilibrio medioambiental.
Los biocombustibles reducen hasta en 800.000 toneladas anuales las emisiones de CO2 por cada 1% añadido a los carburantes convencionales que se obtienen del petróleo, según datos de la Agrupación Española de Vendedores al Por Menor de Carburantes y Combustibles (Aevecar). Esta reducción es posible tanto en los vehículos nuevos como en los más antiguos y en coches, motos, camiones y autobuses.
En la actualidad, los carburantes convencionales ya contienen un 10% de biocombustibles, lo que disminuye su impacto contaminante. Por su parte los combustibles líquidos sintéticos de última generación son neutros o bajos en emisiones de CO2, lo que posibilitará que se puedan seguir utilizando después de 2035 en los vehículos con motor de combustión, lo que reducirá de forma determinante el impacto de las energías fósiles.
Los biocombustibles son más caros de producir y la industria tendrá que buscar la forma de reducir esos costes de fabricación, para que puedan ser utilizados de forma generalizada y resultar rentables. Pueden contribuir a que se sigan utilizando los coches actuales, en un periodo de transición hacia las energías renovables y mientras se generaliza la electrificación del transporte.
Los e-fuels parece que se convertirán en una alternativa realista a los combustibles tradicionales a partir de 2035, cuando la Unión Europa prohibirá la venta de nuevos coches con motores de combustión que funcionan con combustibles fósiles. De hecho, ya existen varios tipos de e-fuels puestos a punto por fabricantes de automóviles y por empresas petroleras o de energía. Los combustibles sintéticos serán, por tanto, muy importantes en el futuro, por su compatibilidad con los motores de combustión. Pero todavía existe mucha incertidumbre sobre este tipo de combustibles.
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En la actualidad se produce una cantidad muy limitada de metanol por los costes de producción. La producción alcanzará el 4% de la cantidad de gasolina repostada, en dos años. Pero tendrá un crecimiento exponencial, ya que en 2035 se espera que alcance el 42% y el 100% en 2050.
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Los e-fuel son carburantes que no se derivan del petróleo y no emiten CO2 en su fabricación. Se utiliza, en su proceso de fabricación, energías limpias, derivadas de fuentes renovables. Mediante estas energías se obtiene hidrógeno y luego metanol. Esta base alcohólica no hace que estos carburantes emitan los mismos elementos contaminantes a la atmósfera.
Al primer grupo pertenece el bioetanol, que se añade en distintas cantidades a la gasolina derivada del petróleo. Los biocombustibles son bajos en carbono y provienen de materias primas alternativas al petróleo, como residuos forestales y agrícolas.
Los biocombustibles tienen una ventaja sobre los biocarburantes y es que la materia prima de la que proceden es más numerosa y no tiene problemas de restricciones porque se trata de excedentes no comestibles.
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