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Consigue ahora el 40% de reembolsoLos frenos de disco son los más utilizados actualmente, frente a los denominados de tambor. Son un sistema de detención que funciona con un rotor y una pinza. Al pisar el pedal del freno, la pinza presiona las pastillas de freno contra el rotor. Al producirse esta fricción, se reduce la velocidad y se detiene el vehículo.
Los frenos de disco funcionan con un rotor y una pinza. Al pisar el pedal del freno, la pinza presiona las pastillas del freno contra el rotor, y esto genera una fricción que reduce la velocidad o provoca la detención del vehículo. El rotor es una pieza en forma de disco, de metal, y gran tamaño que gira con las ruedas del vehículo, montado en su eje. La pinza dispone de una o dos pastillas de freno, a veces más: estas pastillas son bloques de un material resistente al calor que presionan contra el rotor y así detienen el vehículo.
Al pisar el pedal del freno, se pone en marcha un sistema hidráulico que presiona los pistones de los que consta la pinza. Estos pistones empujan las pastillas del freno contra el rotor, y esto genera una fricción que detiene la rueda. Tanto el rotor como las pastillas son resistentes a altas temperaturas y la fricción, de manera que disipan el calor que se genera en el proceso de frenado.
Están elaborados con materiales de alta calidad y llevan incrustados canales y ranuras para ventilación. Este sistema de frenado es el más utilizado en la actualidad, porque suponen una gran calidad en el frenado. Esto es así incluso en condiciones complicadas, extremas o de emergencia. Además, es un sistema que se desgasta poco por culpa del polvo o de la humedad y requiere poco mantenimiento, respecto a los frenos de tambor.
La parte más problemática de los frenos de disco está en las pastillas, porque se desgastan y pueden llegar a plantear problemas importantes al conductor. Si los calipers del freno, es decir, las piezas que detienen el coche, entran en contacto con el disco, pueden dañar todo el sistema. Hoy, hay muchos modelos de coche que incorporan un sensor que avisa al conductor si hay que cambiar las pastillas del freno. Este desgaste se puede notar también porque se produce un chirrido en el momento del frenado.
También pueden plantearse problemas si las pastillas se montan de forma inadecuada, porque rayan el disco y lo deforman con el tiempo. Entonces habrá que sustituirlo. También puede ocurrir que los compuestos que llevan las pastillas pueden cristalizarse. Por esta razón el disco y la pastilla no entran en contacto de forma adecuada lo que puede ser muy peligroso, dado que el freno puede fallar.
Con el tiempo se hace necesario reemplazar las pastillas de los frenos, porque soportan mucho estrés incluso en situaciones de conducción normales. Las pastillas son el elemento que hay que reemplazar con mayor frecuencia.
El momento en que sea necesario depende de la forma de conducción y del material del que están hechas. Habitualmente, este cambio debe hacerse cada 40.000 y 120.000 kilómetros. Los discos suelen durar entre 80.000 y 120.000 km y las pinzas y los pistones duran toda la vida del vehículo.
Los frenos de tambor o de campana constan de un cilindro que gira con la rueda, y de dos bandas cuyo objetivo es ejercer fricción en el interior del tambor cuando se presiona en el pedal del freno. Estas bandas son dos chapas recubiertas de ferodos de freno. En la actualidad, los frenos de tambor solo se suelen utilizar en el eje trasero de coches de gama baja o media no muy grandes, porque son más baratos y duran más tiempo. Este tipo de frenos son también una buena opción para vehículos que no circulan por asfalto o lo hacen con lluvia o nieve, porque todo el mecanismo queda más protegido en el interior del tambor. Eso sí, si se utilizan mucho, pueden llegar a deformarse.
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Existen diferentes tipos de pastillas de freno, la pieza esencial que está en contacto con el disco para provocar la frenada. Estas pastillas pueden ser semimetálicas: contienen una combinación de metales que pueden ser polvo de cobre o hierro y lana de acero. Este tipo de pastillas son las que más duran. Y suponen una transmisión de calor eficiente. Suelen utilizarse en vehículos de alta gama. Las pastillas orgánicas están realizadas en fibra de vidrio, caucho, kevlar y carbono. Estas pastillas son muy resistentes cuando se trata de un vehículo con una conducción muy exigente. Son suaves y silenciosas, aunque se desgastan con mayor facilidad y generan más polvo en los frenos. Existen también las pastillas cerámicas, elaboradas con fibras cerámicas, combinadas con materiales no ferrosos. Son silenciosas y más limpias, pero también más caras. Las pastillas bajas en metal son parecidas a las metálicas, pero tienen una proporción de metal en torno al 30%, lo que hace que produzcan una mejor frenada y evitan mejor el calor, pero son más ruidosas.
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Es un sistema de detención del coche que funciona con un rotor y una pinza. Cuando se pisa el pedal del freno, esta pinza presiona las pastillas del freno contra el rotor, reduciendo la velocidad y deteniendo el coche.
Sí, porque supone una gran calidad del frenado, incluso en situaciones difíciles. Además, son resistentes al desgaste producido por el polvo o la humedad y requieren poco mantenimiento.
Sí, son la parte más delicada del sistema de frenado de discos. En la actualidad, hay muchos modelos de coche que incorporan unos sensores para avisar al conductor si hay que cambiar las pastillas de los frenos.
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