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El seguro del conductor es una de las coberturas más importantes a la hora de suscribir una póliza para tu coche. Normalmente es una cobertura que está incluida de serie en todas las modalidades, desde terceros a todo riesgo. Esta cobertura es importante, porque garantiza los daños que pueda sufrir el conductor en un accidente de circulación del que sea culpable. Gracias a esta garantía el conductor será indemnizado si ha sufrido lesiones que le provoquen una situación de invalidez temporal o permanente. Si fallece, sus familiares, recibirán la indemnización. Esta garantía también cubre la asistencia sanitaria y los gastos médicos necesarios.
El seguro del conductor es una cobertura contemplada en casi todos los seguros de coche, desde el terceros más básico hasta el todo riesgo. Si no está incluido, se puede contratar de forma adicional. El objetivo de esta cobertura es proteger al conductor que ha sido culpable de un siniestro.
En el caso de que te veas envuelto en un siniestro y sufras daños físicos, sin ser responsable del accidente, será la aseguradora del conductor responsable quien se haga cargo de los gastos gracias a la responsabilidad civil obligatoria, por lo tanto, la cobertura de seguro del conductor se hace cargo de las indemnizaciones sólo si el accidente es por tu culpa.
Como ocurre con el resto de coberturas, no todas las compañías ofrecen el mismo nivel de indemnización. Pueden diferir en las condiciones y, sobre todo, en las indemnizaciones. Muchas compañías ofrecen al tomador la posibilidad de modificar estas cuantías y elevarlas, lo que influye, evidentemente, en el precio de la póliza.
También puede ocurrir que la cantidad a indemnizar sea muy elevada, pero no por ello la prima lo es mucho más. Por eso es tan importante comparar precios y, en caso de dudas, consultar con uno de los agentes expertos de seguros de coche que tenemos en Arpem.com.
Las cantidades aseguradas van desde los 6.000 euros a más de 120.000 euros, cuando se trata de indemnizaciones por fallecimiento o invalidez permanente total. La asistencia sanitaria puede tener también un límite en gastos, prestaciones o tiempos de asistencia, que pueden oscilar de uno a tres años.
Además de al conductor principal, la garantía de seguro del conductor también incluye a los conductores ocasionales, siempre que estén mencionados en la póliza o sean de menor riesgo que el conductor asegurado. Debes asegurarte de que esto es así, porque en caso de que el conductor no esté declarado y tenga menos de 26 años, puedes tener problemas.
En cuanto a los acompañantes, ellos están siempre incluidos en el seguro de responsabilidad civil obligatoria del vehículo en el que viajan, por lo que no necesitan de esta cobertura para tener una indemnización.
El seguro del conductor puede ser más o menos amplio dependiendo de la compañía aseguradora, como veíamos más arriba. Algunas compañías contemplan, por ejemplo, adaptar el vehículo o la vivienda en caso de invalidez. Incluso, el contrato de una persona si el accidentado necesita ayuda en su vida diaria.
Otras pueden ampliar las indemnizaciones si la o las personas fallecidas dejan huérfanos menores de edad. Finalmente, algunas pólizas pueden contemplar servicios como ayuda psicológica para casos en los que se ha producido un grave accidente de circulación.
En la mayoría de las aseguradoras es posible ampliar la indemnización por fallecimiento e invalidez del conductor. Es algo que ofrecen las compañías, para hacer más completa la cobertura y el producto. La cobertura de partida suele ser de 15.000 euros y puede incrementarse hasta los 30.000, 50.000, 60.000 o, en algunos casos, incluso hasta los 100.000 euros. Algunas pólizas pueden prever una retribución diaria al conductor principal durante el periodo en el que esté hospitalizado cierto número de días, aunque esto no es muy habitual y requiere de un suplemento adicional para contratarla.
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Los usuarios se preocupan especialmente por las averías y el deterioro que puede sufrir su coche. Pero no por ello hay que dejar fuera algo fundamental como son los daños personales. Como hemos visto, la póliza de responsabilidad civil básica cubre los daños del tercero implicado y sus pasajeros, los pasajeros que viajaban en el coche del conductor culpable del accidente, y peatones y ciclistas. Pero en esta póliza básica, el conductor responsable siempre queda fuera. De ahí la importancia del seguro del conductor, para que pueda recibir atención médica e indemnizaciones a los familiares en caso de fallecimiento.
Algo importante que debes saber es que la Seguridad Social no se hace cargo de los daños sufridos en un accidente de tráfico, ni la curación, ni la hospitalización. El herido será, por supuesto, atendido por los servicios médicos, pero el gasto de estos servicios se reclamará después a la compañía de seguros. Sí que recibirá la asistencia sanitaria necesaria pero los gastos médicos se les exigirán a la compañía aseguradora o, en su defecto, al conductor del vehículo.
Es importante contar con un seguro que proteja al conductor en caso de que sea el responsable de un siniestro porque, de no ser así, estaría desprotegido. Lo mejor es contratar un seguro que incluya el seguro del conductor y te permita incluso ampliar la indemnización. Revisa atentamente las condiciones de la póliza para tener claro si estas coberturas están contempladas.
Es una cobertura que se hace cargo de los gastos sanitarios y de indemnizar al conductor del vehículo que resulta culpable en un accidente de circulación. El seguro de responsabilidad civil obligatoria solo cubre al tercero perjudicado en el accidente.
Esta póliza se hace cargo de los daños causados a terceros, tanto materiales como personales. Si el conductor tiene la culpa, no estará nunca cubierto, a menos que suscriba un seguro de accidentes del conductor.
El seguro de responsabilidad civil obligatoria cubre la responsabilidad frente a terceros, pero no de los tuyos cuando seas responsable del accidente.
La cantidad que suele cubrir un seguro obligatorio en caso de accidente suele ser de hasta 70 millones de euros por siniestro, cuando se trata de los daños físicos, y hasta 15 millones, para cubrir los daños a los bienes.
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