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Consigue ahora el 40% de reembolsoEn estos tiempos, en los que la contaminación es un gran problema, es perentorio gastar menos combustible. Para ello, es necesario conducir de una forma más eficiente, sin acelerar bruscamente, ni frenar de golpe, sino conducir a una velocidad constante, porque esto reduce el consumo alrededor de un 15% y con ello la emisión de CO2 y de otras sustancias contaminantes a la atmósfera.
Un litro de gasolina o de gasóleo que se consumen lanzan a la atmósfera entre 2,35 y 2,6 kilos de CO2. Por eso, es importante aprender a conducir consumiendo menos. Además, una conducción eficiente trae consigo otras ventajas: una mayor seguridad y más comodidad de los pasajeros en el interior del vehículo en marcha. También hace que el vehículo se desgaste menos –tanto sus neumáticos, como su motor, su embrague, la caja de cambios, sus frenos–, lo que supone un ahorro en el mantenimiento.
Pero, ¿cómo se conduce de manera eficiente?
Las consecuencias de una conducción eficiente tienen tanto que ver con el consumo, como con la seguridad: la conducción eficiente permite ir mucho más tranquilo en el coche, porque el motor produce menos ruidos, lo que produce menos estrés y menos riesgos. Este tipo de conducción permite ahorrar combustible y genera menos gastos de mantenimiento, lo que reduce la contaminación, reduciendo los problemas de salud y de calentamiento global.
Todo esto incrementa también la seguridad vial; porque mantenemos de forma más correcta la distancia de seguridad, aumentamos el tiempo de reacción y reducimos la velocidad, lo que nos permite ser más previsores y anticiparnos a cualquier imprevisto que se produzca a nuestro alrededor.
Para reducir el consumo de combustible, existen también otros hábitos eficaces:
Hay conductores que adoptan medidas que, según ellos, rebajan el consumo, pero que no resultan útiles y, además, son peligrosas. Por ejemplo, bajar las pendientes o los puertos en punto muerto o sin el contacto encendido. Es algo que no debe hacer: puede ser peligroso para la estabilidad del coche y el control del motor. Además, obliga a utilizar constantemente el freno, que así pueden dañarse. Tampoco es bueno ahorrar apagando las luces.
Los expertos de Arpem recomiendan…
Para un buen mantenimiento del coche, que permita un consumo no excesivo de carburante, es importante una buena diagnosis del motor, que puede localizar averías ocultas; un control habitual de los niveles y los filtros; una revisión de la presión de los neumáticos, porque si hay poca presión, el vehículo se encuentra con una mayor resistencia a la rodadura y el motor tiene que trabajar más. La tecnología actual tiene como objetivo un menor consumo y un mayor rendimiento. Un vehículo nuevo contamina un 95% menos que los fabricados hace 20 años. El control electrónico del motor aumenta su rendimiento.
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Conducir de forma eficiente significa hacerlo consumiendo menos combustible. Esto también aumenta la seguridad y la comodidad en la conducción. Básicamente consiste en mantener una velocidad constante y no muy elevada, utilizar marchas largas a bajas revoluciones y evitar acelerones y frenazos.
Poner en marcha una conducción sin brusquedades, y a una velocidad constante, puede suponer una reducción del 15% en la emisión de CO2. Un litro de gasolina o de gasóleo lanzan a la atmósfera entre 2,35 y 2,6 kilos de CO2.
Es importante revisar los neumáticos, no utilizar desmedidamente la calefacción y el aire acondicionado, ni conducir con las ventanillas bajadas. Un exceso de carga en el portaequipajes puede aumentar el consumo hasta en un 40%.
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